La Santa Sede vive hoy una jornada trascendental con el inicio formal del proceso para la elección del nuevo Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. La solemne Misa «Pro Eligendo Pontifice», celebrada en la majestuosa Basílica de San Pedro, marcó el punto de partida de este cónclave que reúne a los 133 cardenales electores, todos ellos menores de 80 años, llamados a discernir al próximo líder espiritual de millones de fieles en todo el orbe.
La eucaristía, presidida por el Cardenal Decano Giovanni Battista Re, congregó a los purpurados antes de su ingreso al recinto donde se llevará a cabo la votación: la emblemática Capilla Sixtina. Tras la emotiva ceremonia, resonó el tradicional «Extra omnes» («Todos fuera»), instante en el que las puertas de la Capilla se cerraron y los cardenales prestaron juramento de mantener el más estricto secreto sobre las deliberaciones.
Poco después, a las 16:15 hora local, los cardenales se congregaron en la Capilla Paulina, desde donde, entonando el «Veni Creator Spiritus» y las letanías, se dirigieron en procesión hacia la Capilla Sixtina. Una vez instalados en completo aislamiento del mundo exterior, se procedió al sorteo de nueve cardenales que desempeñarán roles cruciales en el desarrollo de la votación: tres actuarán como escrutadores, tres como infirmarii (encargados de recoger los votos de los cardenales enfermos) y tres como revisores.
La normativa vaticana establece que la elección del nuevo Papa requiere una mayoría cualificada de dos tercios de los votos emitidos. La expectación mundial se centra ahora en la chimenea de la Capilla Sixtina, cuyo humo se convertirá en el signo visible del avance del cónclave: el humo blanco anunciará la elección del nuevo Pontífice, mientras que el humo negro indicará que aún no se ha alcanzado un acuerdo.
El protocolo del cónclave contempla hasta cuatro votaciones diarias: dos durante la mañana y dos por la tarde. Los cardenales electores se hospedarán en la Casa Santa Marta y en un edificio adyacente, permaneciendo en total incomunicación con el exterior. En caso de que tras 34 rondas de votación no se logre una elección, las normas estipulan que la decisión final se centrará únicamente en los dos cardenales que hayan obtenido el mayor número de votos en la última votación.
El mundo aguarda con atención el desarrollo de este histórico cónclave, confiando en la guía del Espíritu Santo para la elección del nuevo Pastor de la Iglesia Católica.
Información: Bárbara Rodríguez