FMUC 104,5 – Universidad de Carabobo

Lunes Santo: el día en que Jesús revela la verdadera naturaleza de su autoridad

El Lunes Santo, celebrado seis días antes de la Pascua, marca un momento clave en el caminar litúrgico de la Semana Santa. Este día es conocido también como el “Lunes de la Autoridad”, y en él, la Iglesia invita a los fieles a contemplar dos episodios profundamente simbólicos que revelan el corazón del mensaje de Cristo: la unción en Betania y la purificación del templo.

El Evangelio de San Juan narra cómo Jesús fue recibido en casa de Lázaro, su amigo resucitado, junto a sus hermanas Marta y María. En medio de una cena íntima, María realiza un gesto conmovedor al ungir los pies del Maestro con un perfume costoso de nardo puro, secándolos con sus cabellos. La casa entera se impregna con el aroma, señalando que se trata de un acto de amor puro y total entrega, un anticipo de la sepultura de Jesús.

Este gesto, sin embargo, no es comprendido por todos. Judas Iscariote, quien más tarde traicionará a Jesús, protesta por lo que considera un derroche que bien podría haberse destinado a los pobres, pero Jesús responde con palabras que revelan la cercanía de su pasión: «A los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis». Con ello, reconoce la singularidad del momento y de su misión.

Pero el Lunes Santo no solo se define por la unción. Según los Evangelios, este día Jesús entra al templo de Jerusalén y, al encontrarlo convertido en un mercado, realiza un acto firme: expulsa a los comerciantes, derriba las mesas de los cambistas y proclama con autoridad: «Mi casa será llamada casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en una cueva de ladrones». Este gesto público y desafiante marca su autoridad espiritual y denuncia la corrupción del culto.

Este acto de purificación pone de relieve el tipo de autoridad que Jesús ejerce: no se basa en la fuerza, la violencia o el poder político, sino en la fidelidad a la voluntad del Padre y en un amor misericordioso que busca la conversión de los corazones, tal como señala el profeta Ezequiel, Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva.

En este sentido, este día nos invita a meditar en la figura de Cristo que, en los días previos a su pasión, se muestra decidido, coherente y lleno de compasión. Su autoridad no impone, sino que libera; no condena, sino que transforma. Es una jornada para reflexionar sobre nuestras propias actitudes ante Dios y el prójimo, preguntándonos si hemos hecho del templo de nuestro corazón un verdadero lugar de oración.

Así, el Lunes Santo inaugura una trilogía espiritual previa al Triduo Pascual: el Martes de la Controversia, donde Jesús anuncia la traición, y el Miércoles de la Traición, cuando Judas pacta su entrega. Cada uno de estos días tiene un mensaje profundo, y los prepara para vivir con mayor conciencia y cercanía el misterio central de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor.

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