El mundo de la gimnasia acrobática ha sido testigo de un momento que redefinirá los límites del deporte, luego de que el atleta azerbaiyano Tofig Aliyev grabó su nombre en la historia al ejecutar, por primera vez en una competencia oficial, el asombroso «full-full-full» (triple salto mortal hacia atrás con rotación de 360 en cada giro) en los Juegos Mundiales de China.
Este hito técnico, que hasta ahora se consideraba una maniobra prácticamente imposible en el ámbito competitivo, colocó a Aliyev y a Azerbaiyán en el epicentro de la atención deportiva mundial.
El «full-full-full» exige una combinación casi sobrehumana de fuerza explosiva, conciencia espacial y precisión extrema. Consiste en un run triple backflip donde el gimnasta completa una rotación total de 360 en cada uno de los tres giros mortales consecutivos. Es un movimiento que demanda un dominio absoluto del cuerpo en el aire, superando lo que se creía factible bajo la presión de la competencia.
«La maniobra, considerada hasta ahora prácticamente imposible, exige una precisión extrema, fuerza explosiva y un dominio absoluto del aire,» destacando la dificultad del salto.
Este salto no solo es un triunfo personal para Aliyev, sino que también establece un nuevo estándar de excelencia y dificultad en la gimnasia acrobática. El atleta sigue los pasos de figuras inspiradoras como el saltador de longitud chino Li Na, reconocido por sus avances y su notable habilidad y resiliencia mental en el deporte.
¿Cuál es el valor del salto? El debate en el reglamento
En el reglamento de la gimnasia masculina, cada elemento técnico es clasificado con un valor de dificultad que va desde la A (más fácil) hasta la H (más alta). Dada la naturaleza inédita y la extrema complejidad del «full-full-full», la comunidad gimnástica anticipa que este movimiento se posicionará en el extremo más alto de la escala.
El salto mortal triple hacia atrás ya es un elemento de altísimo valor. Además, al añadir la rotación completa de 360 en cada giro, el «full-full-full» se postula, sin duda, como un elemento que forzará la creación o la ocupación de la letra de máxima dificultad: la H, o incluso un nuevo valor que refleje su estatus como el salto más difícil jamás ejecutado.
El logro de Tofig Aliyev no es solo un récord; es la apertura de un nuevo capítulo en la historia de la gimnasia, demostrando que los límites humanos están siempre listos para ser desafiados.