En un mundo dominado por la iluminación LED, Suiza se aferra a una de sus tradiciones navideñas más antiguas y luminosas, ya que se trata del uso de velas reales para adornar e iluminar los árboles de Navidad.

Esta práctica, que se remonta al siglo XVIII, surgió en una época en la que la electricidad no existía. Las velas se establecieron rápidamente como símbolos esenciales de luz, esperanza y fe religiosa para contrarrestar la oscuridad del invierno.

Aunque la mayoría de los hogares suizos han adoptado las luces eléctricas, la costumbre de encender velas de cera persiste como una herencia cultural vigente en celebraciones selectas.

Conscientes del riesgo, la tradición se lleva a cabo bajo un protocolo estricto para garantizar la seguridad, ya que las velas se encienden solo por períodos breves de tiempo, la iluminación debe realizarse siempre bajo supervisión de un adulto, y a su vez, se utilizan portavelas especialmente diseñados para asegurar la estabilidad y evitar accidentes.

De esta manera, Suiza no solo celebra la Navidad, sino que también honra y preserva un legado histórico que sigue aportando un brillo cálido y simbólico a la temporada festiva nacional.