La histórica disputa territorial entre Tailandia y Camboya ha escalado drásticamente, con combates fronterizos que, por tercer día consecutivo, se extienden a lo largo de la frontera común. Los enfrentamientos, que iniciaron el jueves, han dejado un saldo alarmante de al menos 32 muertos, decenas de heridos y miles de desplazados en ambos países, encendiendo las alarmas de la comunidad internacional ante la posibilidad de una guerra a gran escala.
Inicialmente concentradas en las provincias tailandesas de Surin, Buriram, Sisaket y Ubon Ratchathani, las hostilidades se propagaron este sábado hacia el sur, alcanzando la provincia de Trat, en el Golfo de Tailandia. El uso de armamento pesado por ambas partes ha sido confirmado por el primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, quien advirtió que los enfrentamientos podrían «desembocar en una guerra», mientras que el primer ministro camboyano, Hun Manet, afirmó que su país «no tiene otra opción» que responder a la «agresión armada».
Acusaciones de ambas partes
Ambas naciones se acusan mutuamente de iniciar los ataques. Tailandia acusa a Camboya de disparar contra zonas civiles y atacar un hospital, llegando incluso a lanzar ataques aéreos contra objetivos militares camboyanos y ordenando la evacuación de todas las aldeas dentro del radio de alcance de sus cohetes.
Por su parte, Camboya ha denunciado el uso de municiones de racimo por parte de Tailandia, un tipo de armamento prohibido en gran parte del mundo por sus efectos indiscriminados sobre la población civil. Hasta el momento, Tailandia no ha respondido a estas graves acusaciones ni se ha pronunciado públicamente sobre las propuestas de alto el fuego.
Las cifras de víctimas confirmadas incluyen 14 civiles y un soldado tailandés muertos, mientras que las autoridades camboyanas han reportado el fallecimiento de al menos un civil en Oddar Meanchey. Más de 138.000 personas han sido evacuadas en territorio tailandés y otras 35.000 han huido de sus hogares en Camboya.
La comunidad internacional pide contención
Ante la escalada de violencia, la comunidad internacional ha intensificado sus llamados a la contención y a una resolución pacífica. La noche del viernes, tanto Bangkok como Nom Pen se mostraron abiertos a la propuesta de alto el fuego del primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, líder del país que ostenta la presidencia rotatoria de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), a la que pertenecen ambos estados.
El Consejo de Seguridad de la ONU celebró una reunión de emergencia en Nueva York el viernes para abordar la situación, donde Tailandia y Camboya expresaron su deseo de detener los ataques. Estados Unidos ha instado al cese inmediato de las hostilidades, la protección de los civiles y una resolución pacífica, mientras que China, con importantes vínculos en la región, ha expresado su «profunda preocupación» y espera que las partes resuelvan el conflicto mediante el diálogo. Australia, la Unión Europea y Francia también han hecho un llamamiento a la paz.
¿Cúal es el origen?
El origen de estos combates se remonta a más de un siglo, cuando se trazaron las fronteras de ambas naciones tras la ocupación francesa de Camboya. La disputa se tornó oficialmente hostil en 2008, a raíz del intento de Camboya de registrar un templo del siglo XI ubicado en la zona en disputa como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, una medida que provocó fuertes protestas por parte de Tailandia.
Desde entonces, se han registrado enfrentamientos esporádicos con víctimas en ambos bandos. Las tensiones recientes se intensificaron en mayo, tras la muerte de un soldado camboyano, llevando las relaciones bilaterales a su punto más bajo en más de una década. En los últimos dos meses, ambos países han impuesto restricciones fronterizas, como la prohibición de importaciones y la suspensión de servicios, y han reforzado la presencia de tropas en la zona.