La comarca indígena Guna Yala, en Panamá, ha expresado su preocupación por el reciente aumento en el flujo de migrantes que atraviesan su territorio. Este incremento se debe, en parte, a las políticas migratorias más estrictas de Estados Unidos, que han llevado a muchos migrantes a cambiar su ruta y dirigirse hacia el sur del continente.
Recientemente, una lancha con migrantes naufragó en la costa de Guna Yala, resultando en la trágica muerte de una niña venezolana. Tras este incidente, el Congreso General Gunayala ha hecho un llamado a los gobiernos de Panamá y Estados Unidos, así como a organismos internacionales, para que tomen medidas y suspendan la llegada masiva de migrantes a su territorio.
Las autoridades indígenas argumentan que carecen de los recursos e infraestructura necesarios para gestionar el flujo migratorio. Señalan que no cuentan con equipos, transporte o instalaciones adecuadas para atender a los migrantes que transitan por su comarca.
Según los líderes de Guna Yala, se habían reunido con el Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) para coordinar el paso de los migrantes, pero hasta el momento no se ha concretado ninguna acción al respecto.
A pesar de la falta de recursos y la preocupación de las autoridades, el flujo migratorio continúa. Se ha constatado la salida de lanchas con migrantes desde islas en Guna Yala hacia la peligrosa selva del Darién, frontera con Colombia, ruta utilizada por muchos migrantes en su camino hacia el sur.
La situación en Guna Yala pone de manifiesto la necesidad de una respuesta coordinada y efectiva por parte de los gobiernos y organizaciones internacionales para abordar el tema de la migración en la región, garantizando la seguridad y los derechos de los migrantes, al tiempo que se toman en cuenta las limitaciones y necesidades de las comunidades locales como Guna Yala.